
Desde el jueves hasta el sábado, tuve la oportunidad de compartir con un grupo de 11 panameños. La mayoría eran estudiantes o profesores de la Universidad Santa María la Antigua, en Chiriquí de Panamá.
Inicialmente, llegaron siendo contactos laborales, pero se fueron de tierras ticas siendo amigos.
Vivimos un sinfín de buenos momentos: mis direcciones en la buseta, topármelos en Terramall, el baile en Plaza Itskatzu.. Fueron días memorables!
La enseñanza más grande que me dejó esta experiencia, fue que definitiamente, quienes ponen límites entre países, somos los humanos.
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